Escándalo en la gimnasia italiana: denuncian castigos humillantes a gimnastas por parte de una exseleccionadora
Julieta Cantaluppi, exentrenadora nacional de gimnasia rítmica de Italia, fue señalada por imponer castigos humillantes a jóvenes deportistas, incluyendo obligarlas a desnudarse parcialmente durante entrenamientos.
La gimnasia rítmica italiana atraviesa un momento crítico tras la publicación de un informe de La Gazzetta dello Sport en el que se exponen graves acusaciones contra Julieta Cantaluppi, exentrenadora de la Sociedad Gimnástica de Fabriano y figura destacada en la formación de atletas júnior.
Según una investigación firmada por los periodistas Elisabetta Esposito y Claudio Lenzi, Cantaluppi habría recurrido a métodos vejatorios como castigo durante los entrenamientos. Entre las denunciantes se encuentra Olga Tishina, asistente técnica y testigo de los hechos, quien relató situaciones humillantes vividas por gimnastas como Sofia Raffaeli —medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de París 2024— y Serena Ottaviani.
“Durante los ejercicios de lanzamiento al aro, si no lo lograban, tenían que quitarse parte de la ropa. Al final, quedaban en ropa interior”, declaró Tishina.

Castigos físicos y psicológicos
Las vejaciones no habrían terminado ahí. Tishina también reveló que Cantaluppi encerraba a las gimnastas en una habitación pequeña y fría como forma de castigo, sin permitirles el uso de teléfonos móviles ni ningún otro contacto con el exterior.
En otro episodio relatado, Sofia Raffaeli se habría visto obligada a arrodillarse ante su entrenadora para pedirle perdón por una falla en el entrenamiento. Estas prácticas, que rozan el maltrato físico y emocional, ponen en tela de juicio los métodos utilizados en la preparación de deportistas de alto rendimiento en Italia.
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Un historial de polémicas en la gimnasia italiana
Julieta Cantaluppi era considerada una figura clave en el desarrollo de la gimnasia rítmica en Italia. No obstante, su reputación está siendo fuertemente golpeada por estas denuncias.
El caso se suma al reciente despido de Emanuela Maccarani, histórica entrenadora de la selección italiana durante 29 años, acusada también de maltratos y acoso psicológico a sus alumnas. Ambos episodios exponen una cultura de entrenamiento que comienza a ser cuestionada tanto por sus métodos como por el encubrimiento institucional.
La Federación Italiana, en el centro de la polémica
La Federación Italiana de Gimnasia (FGI) está siendo señalada por su falta de control y respuesta ante estos comportamientos. Hace apenas unas semanas, su presidente, Andrea Facci, fue duramente criticado tras referirse de forma grosera y sexista a una gimnasta, lo que agrava aún más la percepción pública sobre el entorno federativo.
Estos hechos han impulsado reclamos de reformas urgentes y mayor protección a las atletas, especialmente en edades formativas, donde la presión competitiva no puede estar por encima del bienestar físico y emocional de las deportistas.
El escándalo protagonizado por Julieta Cantaluppi vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de revisar profundamente las estructuras y prácticas del deporte de alto rendimiento. La exigencia no puede justificar jamás el abuso. La gimnasia italiana enfrenta ahora el desafío de reconstruir la confianza perdida.
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