Lo mejor de Colón fue su gente: perdió 0-2
Los defectos de casi toda la temporada con otros actores: regalar goles en las dos áreas, merecer algo más y quedarse sin nada. Terminó con nueve y a la nota la dieron los hinchas sabaleros cantando bajo la lluvia: “Con estos colores…hasta el final”.
-El La aparición con debut profesional de Tomás Paredes (21) bajo los caños y de Lautaro Laborié (24) como uno de los volantes internos le daban al Colón de Martín Minella un poco más de sangre propia: Zahir Ibarra, Zahir Yunis, Lautaro Laborié y Federico Jourdan eran los otros de la casa para enfrentar al “Lobo” de Gimnasia y Esgrima de Mendoza en el Cementerio de los Elefantes.
Con la cancha mojada y con la cortina de agua, Zahir Yunis no tuvo demasiada paciencia en la primera dividida y tampoco la tuvo Pablo Dóvalo: a los 20 segundos, Colón ya tenía uno de los dos “5” de la casa amonestado. Como si fuera todo un indicador que esa lluviecita podría ser diluvio al finalizar la primera etapa.
Debieron pasar más de 25 minutos para anotar una solitaria llegada de gol: rebotes, pelota frenada por el agua, viveza de Bernardi para “limpiarla” y el pase para el “Puma” terminó en un misil de Gigliotti desviado.
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Por arriba y por abajo
A esa altura, cerca de la media hora, el debut de Tomás Paredes era sin acción. Hasta que Dóvalo expuso a Jourdan, tiro libre (de lejos, frontal, previsible) para la visita y la pelota bombeada encontró a Imanol González con libertades totales para saltar, empujar, cabecear, ganar y gritar gol. Una pérdida de marcaje inadmisible ante un debutante arquero que nada pudo hacer: la pelota le cayó lejos, en modo globo, por arriba de la cabeza pero en el otro palo. Como si la lluvia no fuera suficiente, baldazo de agua helada en el Cementerio de los Elefantes y 1-0 para los mendocinos.
En la jugada siguiente, de arrebato mismo por el gol recibido, lo pudo empatar Colón pero Recalde llegó a un cierre perfecto que casi se hace imperfecto: no fue auto-gol de milagro y la pelota al córner en el arco del Fonavi.
A los 32 minutos hubo un aviso de lo que llegaría más tarde, antes del final de la etapa: toqueteo del “Lobo”, tres contra dos, espacios, pelota abierta y Lencioni que mandó el zurdazo afuera.
Lo pudo empatar Gigliotti, de cabeza, después de un lindo centro pinchado desde la derecha y con los pies de Jourdan pero no parecía ser la tarde del ”Puma”.
Hasta que en una contra letal, la velocidad, la pelota y la pileta jugaron a favor del “Lobo” para que Colón sea Caperucita defendiendo: corrida de Lencioni ganando fácil, tres dedos para habilitar a Servetto y el “Loco” (sin ninguna oposición) fusilando al juvenil Paredes como si fuera un penal a la carrera adentro del área chica.
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Colón intentó pero no pudo en el complemento
En el segundo tiempo, donde volvió sin cambios, Colón fue una máquina de despilfarrar llegadas claras, aproximaciones e intentos. Fueron 25 minutos de control total con una usina generadora de llegadas:
1) a los 12 minutos, centro de Jourdan, Gigliotti afuera de cabeza; 2) a los 14, centro de Lago desde la izquierda, se pasa Jourdan y Bettini por atrás, de cabeza, la hace estrellar en el caño; 3) a los 19 minutos, amaga Lago una media vuelta, recibe, le queda de frente y va a las manos del arquero del “Lobo”; 4) a los 20 minutos, centro de Barreto, también por izquierda, con casi auto-gol de Imanol; 5) se lo pierde Jourdan de media vuelta; 6) a los 22 minutos, increíblemente, Gigliotti la quiere parar y resolver en dos tiempos, con cancha mojada y frente al arco; 7) a los 24 minutos, Bernardi y doble salvada mendocina; 8) a los 25 minutos, resuelve bien el golero visitante abajo.
Fue el tiempo de Colón, para descontar. Después del show del gol errado, llegó el show de Paredes, presentando credenciales de verdad el arquero debutante en Colón: se lo tapó a Antonini, evitó dos goles “casi-olímpicos” de Lencioni y le agregó una volada más de manera espectacular en el final. Sin nada que hacer en los dos goles, un debut más que aprobado del golero canterano.
Las expulsiones de Negro y Laborié, con el 2-0 sentenciado, mostraron lo mejor de la tarde: el amor incondicional de la gente de Colón, bajo la lluvia, alentando sin parar hasta el silbato final de Dóvalo.
Con sangre nueva y errores viejos, Colón (27) empieza a depender de un milagro futbolístico y matemático para entrar al G8. Quedó a nueve puntos del último que clasifica al Reducido (Estudiantes de Caseros con 36) y con seis equipos arriba.
Lo mejor de la tarde fue la gente, mojándose de principio a fin. Sin embargo, alentando como si fuera puntero. Ese grito ensordecedor de “con estos colores…hasta el final”, en medio del dolor, la lluvia y la derrota, se merece otra cosa en el Mundo Colón.
Darío Pignata-El Litoral
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