El corazón de Darío Barassi latió fuerte por su hija: “Mi persona favorita en el mundo”
Conmovido por el sexto cumpleaños de su hija Emilia, Darío Barassi le dedicó una carta abierta llena de ternura, humor y emociones profundas. Desde su sillón familiar, el conductor de Ahora Caigo puso en palabras el amor infinito que siente por su primera hija.
“Hace seis años sucedió la magia”, escribió. Y esa magia tiene nombre: Emilia. La primera hija del conductor y actor cumplió años, y Barassi decidió homenajearla con una publicación llena de alma, fotos y frases que parecen susurradas al oído de su pequeña.
Desde el primer párrafo, dejó claro que no es un mensaje más: es una declaración de amor. Un diario íntimo que eligió abrir para compartir con el mundo la alegría de verla crecer.
Emilia, la que le cura el alma
Darío describe a su hija con ternura, pero también con admiración:
“Con un beso o con solo darme la mano me cura el alma”.
Y sigue: “Es compañera, brillante, tiene una imaginación de sobra. Juega, crea, es libre”.
La describe cantando, jugando, soñando. La mira como solo un padre enamorado de su hija puede mirar: con la certeza de que en ella reside todo lo que está bien en su mundo.
Un sillón, un tupper de ananá y el final de Mulan
Entre tantas emociones, Barassi compartió una imagen que define la felicidad en su versión más simple:
“Estamos los dos tirados en el sillón, viendo el final de Mulan, tu cabeza en mi hombro, un tupper con ananá. ‘Comamos una vez cada uno para que sea justo’, dijiste. Eso para mí es la felicidad”.
No fue un gran evento. No hubo luces ni cámaras. Solo un instante de esos que se guardan en el corazón para siempre.
“Te amo toda vos, en todas tus versiones”
La carta cierra como comenzó: con amor sin reservas.
“Te amo con locura… te amo toda vos, en todas tus versiones. Mi china, mi enana, mi pipí, mi bebé”.
Esas palabras, que parecen simples, son un escudo. Un refugio. Un legado. Y, quizás, lo más importante: una promesa. Porque Barassi no solo la celebra hoy, también le promete estar ahí cuando sople las próximas velitas. Siempre.
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