¿Cómo es la “educación emocional”? La materia que buscan instalar en las escuelas santafesinas
Desde Tostado, la docente y educadora emocional trabaja en la prevención de violencias y busca que esta formación sea ley en todas las escuelas del país.
La historia de Carina Villarreal es, ante todo, un testimonio de transformación. Docente de nivel inicial, sobreviviente de años marcados por la violencia intrafamiliar, la depresión y la baja autoestima, hoy dedica su vida a enseñar educación emocional como herramienta de prevención, de encuentro y de sanación colectiva.
“Viví en un ambiente de violencia, mi papá ejercía violencia psicológica sobre mi mamá, que falleció a los 48 años, adicta al alcohol. Yo no recuerdo una noche en paz durante mi infancia”, recuerda Carina con la calma de quien ha hecho las paces con su pasado. Fue a partir de una profunda crisis que comenzó a buscar respuestas.

“Conocí el infierno durante mucho tiempo. Hice terapia psicológica y psiquiátrica, pero quería entender más. Quería saber qué me pasaba, por qué me dolía tanto. Ahí apareció la educación emocional y me cambió la vida.”
“Antes tenía vergüenza de mi apellido. Hoy lo llevo como bandera”
La transformación fue tan profunda que Carina decidió asumir públicamente su historia, no solo como una experiencia personal sino como una herramienta de ayuda a los demás.
“Hasta hace poco tenía vergüenza de mi apellido Villarreal. Hoy lo llevo impreso en la camisa y en el banner. Soy Carina Andrea Villarreal, para todos ustedes.”
Desde hace años trabaja en espacios presenciales de formación emocional, fundamentalmente con niños y niñas, pero también con adultos. La propuesta incluye momentos simbólicos de conexión: “Al final de cada encuentro nos tomamos de las manos, nos miramos, nos apretamos fuerte, con canciones de fondo de Coldplay. No sabés lo que se produce”.
Educar para prevenir: una ley que aún no llega
Carina integra la Fundación de Educación Emocional, junto a referentes como el psicólogo Lucas Malaisi y Cristian Esperatti, psicólogo deportivo radicado en Santa Fe. Desde la fundación impulsan hace más de 15 años que la educación emocional sea una asignatura obligatoria en las escuelas, pero el camino legislativo ha sido arduo.
“Hoy se aborda desde la ESI, pero no alcanza. Tiene que ser una materia más, así de sencillo. Si educamos desde temprana edad en autoestima, empatía y autorregulación, prevenimos muchísima violencia.”

La educación emocional no reemplaza a la salud mental, aclara: “Yo no soy terapeuta, no trabajo con patologías. Solo hago prevención. Pero créanme que la prevención salva”.
Carina concluye con una convicción que atraviesa todo su trabajo: la esperanza de que, a través del conocimiento y la empatía, podamos construir una sociedad más sana, más consciente, más vivible.
“Me siento bella como nunca. Y no es que no tenga edad: soy viejita, como digo yo. Pero la autoestima es el combustible del amor. Y eso me lo devolvió la educación emocional", cerró.
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