De la vida segura y tranquila a viajar por el mundo conociendo países: “Es algo que me sanó”
Virginia Peruchini, la sancristobalense, exárbitra internacional de básquet, recorre el continente en su casa rodante y visitó Rafaela con su mensaje de libertad, sanación y aprendizaje.
Virginia Peruchini no es una viajera común. Fue una de las pocas mujeres que dirigió en el más alto nivel del básquet mundial, y tras su paso por la NBA, mundiales y Champions, eligió otra ruta: la del autoconocimiento, la libertad y la vida sobre ruedas.
Hoy, a bordo de su casa rodante, recorre el país y el continente llevando no solo sus historias, sino también herramientas de transformación personal.
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“Estoy en tránsito”, resumió en la visita por el estudio de Radio Rafaela. “Antes estaba estable, pero ahora esa estabilidad la encontré en el movimiento”. De paso por Rafaela, compartió su experiencia como viajera, terapeuta y mujer que eligió bajarse del sistema.
Del arbitraje de elite a la ruta
Virginia recordó que dejar la carrera como árbitra de básquet no fue una decisión impulsiva. “Yo ya no quería dirigir, pero las propuestas se volvían cada vez más tentadoras. Mundiales, Champions, y cuando fui a dirigir a la NBA ya había tomado la decisión de alejarme”, contó. “No fue que un día me desperté y salí de viaje. Fue un proceso largo, de intencionar una salida”.
En la charla con este medio reconoció que muchas veces “el sistema te retiene” y que dejar la estructura fue un acto de fe y convicción. “Hoy me ven viajando y parece fácil, pero no lo es. Hay que aprender mecánica, tener paciencia, aprender a leer a las personas, ser autosuficiente”, señaló.
Una vida sin miedo (excepto a las tormentas)
“La verdad, nunca tuve miedo... salvo a las tormentas”, confesó entre risas. En su recorrido conoció de todo, y aprendió a reconocer señales. “Si alguien dice algo que no me gusta, simplemente busco otro camino. No dramatizo. Y sigo”, sostuvo.
Su forma de vivir está atravesada por un mensaje: la espontaneidad y la autenticidad como valores esenciales. “Cuando sos transparente, la vida es así con vos”, asegura.
Hoy, Virginia se define también como terapeuta. “Todas las terapias que hice para sostenerme en el sistema que dejé, hoy las comparto con quienes se acercan a mis sesiones. Uso cartas de Osho, pero sobre todo, experiencias”, explica.
Atravesó problemas físicos severos durante su carrera. “Me diagnosticaron una mielitis crónica. Me dijeron que no iba a poder caminar más, que iba a vivir con dolor. Tenía una hernia L4-L5... y sin embargo, acá estoy”.
Compartir el proceso, sin fórmulas mágicas
Lejos de fórmulas esotéricas o promesas de cambios instantáneos, Virginia transmitió otra idea para los que no saben qué camino seguir: “El cambio lleva tiempo, duele, pero del otro lado hay algo maravilloso. No va a venir un gurú ni vas a hacer un ritual y todo se soluciona. Es un proceso. Pero vale la pena”.
“Muchos me dicen ‘yo también quiero hacer lo que hacés’. Y yo les digo: está bien desearlo, pero hay que entender que es un camino que empieza mucho antes, con la decisión de dejar cosas. No es de un día para otro”, señaló.
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