¿Es posible hacer amigos después de los 30? Historias reales y el valor de la amistad adulta
Aunque muchos creen que los amigos verdaderos solo se hacen en la infancia, cada vez más personas descubren que es posible crear lazos profundos y duraderos en la adultez. Historias reales y la mirada de especialistas lo confirman.
Existe una idea extendida: que las amistades más verdaderas se forjan en la infancia o la adolescencia. En el recreo, el club o la secundaria. Pero la vida adulta, con sus cambios y reconfiguraciones, puede desdibujar esos vínculos. Rutinas, mudanzas, distancias o diferencias transforman muchas relaciones. Y algunos se preguntan: ¿ya es tarde para hacer nuevos amigos?
Los desafíos de hacer amistades después de los 30
La psicóloga Dana Corbalán explica que los adultos enfrentan un obstáculo importante: el miedo a mostrarse vulnerables. “Nos sobrepensamos, nos medimos, y eso complica la conexión genuina”, asegura. En la adultez, el entorno natural para conocer gente (como la escuela) desaparece, y eso exige más iniciativa.
Además, según Corbalán, mostrar debilidad se percibe erróneamente como una falla, cuando en realidad “es el momento donde se empieza a construir la confianza”.
Eugenia, Carla y Elena: hacer amigos grandes es posible
Eugenia, de 32 años, logró consolidar su grupo de amigas recién a finales de sus 20. “No son de la infancia, pero sentimos que estuvimos siempre. Compartimos tanto que la conexión es real y profunda”, contó.
Carla, de 36, encontró su red de apoyo en una escuelita de fútbol femenino tras separarse de su pareja. “Me integraron enseguida. Hoy son mi refugio, en las buenas y en las malas”, expresó emocionada.
Y Elena, ya jubilada, conoció a su grupo de amigos actuales en reuniones de parejas. “Es mentira que no se puede hacer amigos de grande. Yo lo hice, y es hermoso”, afirmó.
La amistad como sostén emocional
El psicólogo Miguel Espeche destaca que la amistad es esencial para la salud mental: “Somos seres sociales. La amistad tiene una dimensión amorosa y entrañable que nos hace sentir parte”. Y agrega que no hay una única forma de ser amigo: hay vínculos profundos que duran toda la vida, y otros que llegan para acompañarnos en momentos clave.
Para Corbalán, lo importante es cultivar una red de vínculos diversa. “Uno cambia con el tiempo, y los amigos también. Algunas relaciones se pierden, otras se fortalecen, y muchas se crean en la adultez. Y todas pueden ser valiosas.”
Hacer amigos después de los 30 no solo es posible, sino que puede ser una experiencia profundamente transformadora. Los vínculos no se definen por su antigüedad, sino por la autenticidad, el afecto y la reciprocidad que se construyen día a día.
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