La historia de Malvinas atraviesa generaciones: una niña le entregó un dibujo muy especial a Owen Crippa
Sunchales vivió un día histórico con la presentación del Aermacchi MB-339. La emoción de Crippa, los recuerdos de la guerra y el gesto de una niña que sintetizó el valor de la memoria.
Una hazaña que vuelve a casa. Este sábado 24 de mayo, Sunchales fue escenario de un emotivo acto cargado de memoria y orgullo. Owen Guillermo Crippa, veterano de la Guerra de Malvinas, se reencontró con el avión que pilotó en una de las misiones más audaces del conflicto bélico: el Aermacchi MB-339 (matrícula 4-A-115), que finalmente regresó a la Argentina tras haber sido vendido como chatarra a un coleccionista en Estados Unidos.
El avión fue exhibido públicamente por primera vez en el Aeroclub de Sunchales, donde Crippa compartió anécdotas, recordó su histórica misión en solitario y agradeció el esfuerzo de amigos, veteranos y empresarios que hicieron posible la repatriación.
Un gesto que traspasa generaciones
Durante el acto, Esmeralda, una niña de Sunchales, protagonizó un momento tan simple como simbólico: subió al escenario y le entregó un dibujo a Crippa. “Lo hice porque en la escuela estamos trabajando sobre él y yo siempre lo quise conocer”, le contó a RADIO RAFAELA.

La ilustración representaba el Aermacchi en pleno vuelo, pilotado por Crippa, y un barco británico alcanzado por una explosión. La niña también se sacó una foto con el veterano, en un instante cargado de emoción y significado. “Me puso muy contenta poder estar con él”, agregó.


De Malvinas a Sunchales: el viaje del Aermacchi
La historia del avión es tan impactante como su recorrido. En el año 2000, la Armada Argentina, en plena crisis, lo entregó como parte de un canje por repuestos. Terminó en Houston, EE.UU. y años más tarde su recuperación fue tasada en un millón de dólares.
Crippa no se rindió: en 2022, con apoyo de un grupo de amigos, logró concretar la operación y el avión llegó finalmente a Montevideo en un contenedor. En enero de este año fue recibido en Sunchales.
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“Este avión no tiene un solo rasguño. Volé en medio de disparos, misiles y bombas y no lo tocaron”, rememoró Crippa. La aeronave fue parte de una misión clave, una respuesta al desembarco británico. Le dijimos al mundo: ‘acá estamos’.
Un museo para la memoria
Además de la exhibición, Crippa proyecta la creación de un museo interactivo en torno al Aermacchi. No solo como un homenaje a los caídos y veteranos, sino también como un espacio educativo para futuras generaciones.
Este avión no es solo una máquina. Es un símbolo de soberanía y paz. Que esté en Sunchales es parte de una causa que no termina: Malvinas nos sigue doliendo, pero también nos une, reflexionó Crippa.
El acto fue una mezcla de historia, emoción y futuro. Porque, como lo demuestra el gesto de Esmeralda, la memoria sigue viva en cada nueva generación.

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