La historia del enigmático castillo argentino en el que hubo un asesinato y ahora está abandonado
El Castillo San Francisco es una imponente construcción que guarda una historia de esplendor, tragedia y olvido.
Esta gran obra arquitectónica fue erigido entre 1918 y 1930 por el hacendado Eugenio Díaz Vélez, miembro de una prominente familia terrateniente argentina.
Ubicado en Rauch, a más de 200 km de la Ciudad de Buenos Aires, es una mansión de estilo ecléctico, con influencias europeas, que se alzaba como símbolo de prosperidad en medio de la vasta llanura pampeana.
Tras el fallecimiento de Díaz Vélez en 1930, la propiedad pasó a su hija María Eugenia, quien mantuvo la estancia, aunque con menor frecuencia de uso.

Su propietario solía viajar con frecuencia a Europa y en 1930, al regresar de uno de estos viajes, su familia había organizado una reunión para inaugurar el castillo y recibir al dueño. Desafortunadamente, antes de llegar, el propietario murió y la casa quedó abandonada durante 30 años.
La casa es una de las mansiones más grandes de la época y cuenta con 77 ambientes, 14 baños y 2 cocinas. Una de sus particularidades es que no tiene un frente definido, ya que todos sus lados pueden cumplir esa función.
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Años posteriores, la propiedad fue adquirida por el Ministerio de Asuntos Agrarios de Buenos Aires, transformando la locación en un lugar para el cuidado de niños huérfanos.
El administrador del lugar era Eduardo Burg que, en 1974, fue asesinado por uno de los propios jóvenes que habitaba el lugar y, a partir de allí, el castillo cerró definitivamente sus puertas.
Cercano a la fecha, entre 2010 y 2022, una comisión de vecinos de Rauch emprendió tareas de mantenimiento básico y recuperación del parque circundante, buscando preservar la estructura y promover actividades culturales.
Sin embargo, el castillo ha vuelto a enfrentar el deterioro y los esfuerzos de conservación se han visto interrumpidos.

¿Cómo está actualmente el Palacio San Francisco?
Hoy en día, la propiedad fue cedida en comodato de la provincia de Buenos Aires al Municipio. Tiene abiertas las visitas los fines de semana, pero los visitantes suelen acercarse por su cuenta.
El Castillo San Francisco permanece como un testimonio silencioso de una época pasada, esperando que futuros proyectos logren rescatar su legado histórico y arquitectónico.
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