La sorprendente historia de la vaselina: de residuo petrolero a ícono del cuidado personal
Un químico del siglo XIX transformó un desecho industrial en un producto esencial para millones de personas en todo el mundo.
En 1859, Robert Augustus Chesebrough, un joven químico británico-estadounidense, viajó a Titusville, Pensilvania, en busca de nuevas oportunidades tras la caída de la industria del aceite de cachalote.
Allí, observó que los trabajadores petroleros utilizaban una sustancia viscosa, conocida como "rod wax", para tratar cortes y quemaduras menores en la piel.
Intrigado por este uso rudimentario, Chesebrough llevó muestras del material a su laboratorio en Brooklyn y pasó más de una década perfeccionando un proceso de destilación y purificación. En 1872, patentó la gelatina de petróleo purificada bajo el nombre "Vaseline", inspirado en las palabras "wasser" (agua en alemán) y "elaion" (aceite en griego).

Una estrategia de marketing innovadora
Inicialmente, el producto enfrentó escepticismo por parte del público y los farmacéuticos. Para demostrar su eficacia, Chesebrough adoptó una estrategia de marketing audaz: recorría las calles de Nueva York en un carro tirado por caballos, vendiendo frascos de vaselina y realizando demostraciones en vivo donde se quemaba la piel y aplicaba el producto para mostrar su capacidad curativa.
Este enfoque resultó exitoso, y la vaselina se convirtió rápidamente en un producto popular en los hogares estadounidenses. Para 1874, se vendía un frasco de Vaseline cada minuto en Estados Unidos.
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Expansión global y legado duradero
La vaselina no tardó en expandirse internacionalmente, convirtiéndose en un elemento básico en botiquines y neceseres de todo el mundo. Durante la Primera Guerra Mundial, formó parte del equipo de los soldados estadounidenses en Europa, y en la Segunda Guerra Mundial, se utilizó en apósitos antisépticos estériles para tratar heridas graves por quemaduras.
Chesebrough estaba tan convencido de las propiedades de su invento que, según se cuenta, consumía una cucharada diaria de vaselina para mantenerse saludable y pidió ser embalsamado con ella tras su muerte en 1933, a los 96 años.
Usos actuales de la vaselina
Hoy en día, la vaselina sigue siendo un producto versátil y ampliamente utilizado en el cuidado personal y la medicina. Algunos de sus usos más comunes incluyen:
- Protección de cortes y quemaduras menores: forma una barrera que aísla la herida de agentes externos y favorece la cicatrización.
- Hidratación de zonas resecas: ideal para talones, codos, labios agrietados o piel escamada por el frío.
- Alivio de la dermatitis del pañal en bebés: crea una capa que evita el contacto directo con la humedad, reduciendo la irritación.
- Bálsamo labial y exfoliante casero: combinada con azúcar o café, permite preparar exfoliantes suaves y naturales.
- Prevención de rozaduras o ampollas: muy utilizada por deportistas o personas con movilidad reducida.
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