¿Qué es la nomofobia? Esa adicción silenciosa al celular que crece en el mundo moderno
Estar sin el teléfono genera ansiedad, irritabilidad y hasta aislamiento. La médica psiquiatra Geraldine Peronace advierte sobre los efectos de esta dependencia y la importancia de prevenirla desde la infancia.
Cuando se está por salir de casa, se chequean muchas cosas: billetera, llaves, ¿cerré la puerta? Pero, siendo sinceros, hoy lo único que verdaderamente importa es el celular. Cuando no lo encontramos en el bolsillo, bolso o cartera, más de uno se desespera de forma irracional.
La sensación de necesitar el celular todo el tiempo y entrar en pánico cuando parece extraviado tiene nombre: nomofobia. “El término nace del inglés no mobile phobia y es un miedo irracional o una ansiedad excesiva ante la idea de estar sin teléfono móvil, quedarse sin batería o sin cobertura”, explica Geraldine Peronace (MN 110541), médica psiquiatra e investigadora especializada en adicciones.
Aunque se trata de un fenómeno que atraviesa a gran parte de la población, hay un grupo que lo padece con más intensidad. “En la actualidad, los adolescentes creen que el uso del móvil es imprescindible día tras día. No salen de casa sin antes agarrarlo, y lo consultan de forma compulsiva. La nomofobia refleja esta amalgama de dependencias, más entre los jóvenes”, agrega la especialista.

Facebook y los "Nativos Digitales"
En 2017, este fenómeno comenzó a observarse con más frecuencia. “Con la consolidación de Facebook como red social y su llegada a cada dispositivo, se empezó a conectar más intensamente con otras personas. A partir de ahí surgieron nuevas plataformas y un uso cada vez más compulsivo de las redes”, detalla Peronace.
Hoy, la nomofobia es un trastorno completamente visible entre adolescentes y adultos jóvenes de entre 12 y 35 años. Se trata de los llamados “nativos digitales”, quienes crecieron rodeados de pantallas e internet, que fue su primer medio de interacción social. “En la actualidad, creen que el uso del celular es necesario para socializar y lo consideran un objeto imprescindible”, afirma Peronace.
La llegada de la pandemia intensificó esta tendencia: “A partir de ese momento, las conexiones, el trabajo y los estudios pasaron a formar parte de nuestra vida cotidiana a través del celular. Y esto, por supuesto, lo agravó aún más”, remarca.
Ansiedad, soledad y la presión de estar “siempre disponibles”
En los últimos años se ha detectado “la aparición de comportamientos psicológicos anormales asociados al uso de tecnologías de la información y la comunicación, como computadoras, teléfonos móviles, tabletas electrónicas, internet o redes sociales”, indica la especialista en diálogo con El Litoral.
Aunque la nomofobia se manifiesta con mayor frecuencia en las generaciones millennials y centennials, no discrimina edades. “Se ven afectadas especialmente las personas con rasgos ansiosos o baja tolerancia a la soledad y al aburrimiento”, sostiene la doctora.
Además, señala que este trastorno también impacta en quienes presentan alta dependencia de redes sociales o mensajería instantánea; estudiantes y profesionales que utilizan intensamente el móvil para fines académicos y laborales; y personas que viven en entornos de hiperconectividad o con presión social por estar “siempre disponibles”.
Consecuencias psicológicas
Actualmente, la nomofobia trae aparejadas múltiples consecuencias psicológicas: “Estamos viendo ansiedad, angustia, irritabilidad, agresividad, déficit de atención y de concentración; trastornos del sueño, aislamiento social... Y la adicción al teléfono móvil como último eslabón”, analiza Peronace.
Aunque no existe un protocolo psicológico único, “sí se puede realizar un tratamiento. Debería comenzar con la consulta a un profesional especializado en adicciones, con terapia cognitivo-conductual, evaluación psiquiátrica y, si es necesario, tratamiento farmacológico”, explica la doctora. También destaca que “cada vez hay más espacios de terapia grupal para personas con adicciones conductuales”.
El objetivo del tratamiento es “lograr el control de esta conducta compulsiva, aprender a gestionar el tiempo de otra forma y manejar la ansiedad y el estrés”, agrega la especialista. Se busca un cambio de hábitos que promueva el buen uso de internet.

Cuidar a los más chicos
Cada año, aumenta de forma significativa el tiempo frente a las pantallas en adultos, jóvenes y, sobre todo, en niños. Los llamados “chupetes electrónicos” ya generan trastornos en la conducta infantil, y la nomofobia no es ajena a estas consecuencias. Como medida preventiva, Peronace recomienda “demorar la llegada del celular y el acceso a internet en los más chicos”.
Además, advierte que “la educación a los padres es clave, porque se educa con el ejemplo. Los chicos nos observan y la primera prevención comienza en casa. Muchos no tienen noción de que una pantalla puede provocar en el cerebro infantil una hiperestimulación que, más adelante, tendrá serias consecuencias en la salud mental”.
Relación tóxica con la tecnología
La sobrecarga digital ya es parte de la vida diaria, al punto de haber naturalizado una relación tóxica con los dispositivos. “Estamos normalizando la relación tóxica con nuestros dispositivos... cada vez es más la hiperconectividad y el mal uso del celular”, advierte la Dra. Peronace.
Cada vez más adultos consultan por síntomas vinculados al uso excesivo del celular. “Por eso es importante trabajar en prevención desde el jardín de infantes, y que los adultos tomen responsabilidad y cambien el modelo de vida que enseñan”, concluye. La prevención temprana es clave para evitar que la dependencia empiece en la infancia.
El Litoral
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