Un sótano que respira arte: la historia de una profesora que abrió su casa para sembrar lecturas
Este 23 de abril se conmemora el Día Mundial del Libro y entre pantallas, notificaciones y urgencias, estas obras resisten como un acto íntimo de pausa y conexión profunda.
En un mundo donde todo corre tan deprisa, el ser humano demanda rapidez y las nuevas tecnologías parecen agilizar cada una de estas necesidades, pero queda algún “cable a tierra” que hace que los segundos, los minutos y las horas, valgan tiempo.

Este 23 de abril se conmemora el Día Mundial del Libro y entre pantallas, notificaciones y urgencias, estas obras resisten como un acto íntimo de pausa y conexión profunda. En Santa Fe, esa conexión existe y busca propagarse: precisamente en Empalme San Carlos, una profesora de letras abre las puertas de su casa para contagiar a los más chicos la magia de la literatura.
“Dos veces por semana hago una especie de apoyo escolar donde los chicos además de leer, juegan, hacen la tarea y pasan un buen rato”, comentó la Licenciada en Letras Claudia Chamudis, quien además es Magíster en Semiótica, docente y escritora.
Chamudis es una apasionada por la literatura: en 2023 presentó su primera novela.
"Plurigrado en casa", una escuela no convencional
La gran casa que solía ser un almacén tiempo atrás, reúne dos veces por semana a los chicos del pueblo que se acercan a estudiar. La iniciativa, completamente autogestionada, nació desde lo más simple: “Tengo un montón de amigos que me donaron libros así que tenemos una especie de biblioteca popular”, comenzó contando a El Litoral Chamudis.
Claudia bautizó estos encuentros como “plurigrado”, un espacio de apoyo escolar donde los chicos del pueblo asisten para reforzar sus estudios en matemática, geografía, lengua y otras materias. Pero también es una excusa para acercarse a los libros.
“Los chicos vienen, estudian un rato, juegan, leen, pintan. A veces cocinamos, dibujamos. Es como un recreo largo con aprendizaje”, resume Claudia. En un ambiente libre de celulares —no por prohibición, sino por elección— los niños descubren el placer de elegir un libro, llevarlo a casa y devolverlo la semana siguiente con una historia para contar.

Un sótano que respira arte
Por otra parte, en el sótano de la casa de la profesora, la literatura se entrelaza con otras expresiones artísticas. Allí, realizaron ciclos de lectura con escritores como Flor Ordiz y Analía Giordadino, que presentaron su libro de terror “Acá abajo hay sótanos”, junto a una adolescente del pueblo que escribe fanfiction sobre mitología griega y publica sus historias en Wattpad.

A este tipo de reuniones más grandes se suman personas de Santa Fe, Santo Tomé o Arroyo Aguiar. Como en Empalme no hay transporte público, suelen organizar una red de autos entre quienes vienen desde estos lugares o ciudades. “Esto no es una institución, no hay inscripción ni estructura. Solo abrí las puertas de mi casa, y pasó”, dice Claudia con humildad.

La lectura como motor de mundos posibles
Más allá del apoyo escolar, lo que moviliza a Claudia es fomentar la lectura y la escritura como herramientas de transformación y expansión del pensamiento.
“La literatura te da vidas prestadas. Es un ejercicio de empatía y creación. Imaginar mundos posibles con apenas 27 letras me sigue pareciendo mágico”, afirma la escritora y agrega que “eso se contagia porque cuando los chicos ven que alguien de su mismo pueblo escribe, sienten que ellos también pueden”.
Claudia no busca reconocimiento, sino inspirar a que otros hagan lo mismo. “Si alguien tiene un espacio y unas horas por semana, puede armar algo parecido. No hace falta mucho más que ganas de compartir”.
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