TEASER | “La Fábrica”: la historia del templo efímero que marcó para siempre a la juventud rafaelina
La historia, contada en primera persona por Radio Rafaela.
En el corazón de una ciudad que a principios de los años noventa buscaba su identidad cultural nocturna, un proyecto ambicioso se alzó sobre los restos de una vieja fábrica de panificados. Lo que alguna vez fue “La Princesa S.A.”, empresa que durante más de 40 años elaboró pan dulce, turrones y vainillas, mutó en una de las discotecas más icónicas del interior argentino: La Fábrica Disco.
La historia de La Fábrica no comenzó en Rafaela, sino en Esperanza, en 1986, cuando los empresarios Chelo Donning, Coco Benz y Chuva Bachmeier fundaron una discoteca revolucionaria. El éxito fue inmediato y avasallante. Dos años más tarde, llevaron el modelo a Gualeguay, y en 1990 desembarcaron en Rafaela, una ciudad que, según los propios protagonistas, tenía "muy buen nivel", un público exigente, y una fuerte conexión con las tendencias de Rosario y Buenos Aires.

La elección del edificio no fue casual. Los tres dueños vieron en la estructura abandonada de “La Princesa” una oportunidad: techos altos, robustez estructural y una localización estratégica. Así, tras una reforma titánica que involucró a más de 100 obreros y una inversión millonaria, La Fábrica Disco abrió sus puertas el 28 de septiembre de 1990.
Esa noche, unas 7000 personas cruzaron sus puertas, muchas de ellas de ciudades vecinas, en lo que se convirtió en una verdadera peregrinación festiva. Con dos pistas, heladería, bar, cafetería, camarines y una tecnología de sonido e iluminación sin precedentes para la época, La Fábrica no era solo un boliche: era una experiencia sensorial total.

Más que un boliche, La Fábrica fue un fenómeno sociocultural. En ella se gestó una cultura juvenil vibrante, transversal y participativa. Para miles de jóvenes de la región, significó un rito de iniciación nocturno, un espacio donde se moldearon amistades, se vivieron romances y se bailaron las emociones de una generación.
Durante sus cinco años de funcionamiento (1990–1995), La Fábrica no solo fue pionera en el diseño de la noche rafaelina, sino también un epicentro musical. Su escenario recibió a artistas como Los Auténticos Decadentes, Kapanga, Los Enanitos Verdes, Patricia Sosa, Los Ratones Paranoicos y muchos más. De hecho, existía un rumor entre músicos: quien comenzaba su gira en Rafaela, tenía éxito asegurado. Patricia Sosa lo creía tanto que eligió a La Fábrica para abrir su tour.
Pero no todo fue glamour. Un conflicto político y la intervención de la Municipalidad en 1991 impusieron restricciones horarias a los boliches. Eso, sumado a la competencia con nuevas discotecas en ciudades cercanas, obligó a los dueños a reinventarse, incluyendo la estrategia de traer grandes shows para mantener la afluencia de público.

Finalmente, en diciembre de 1995, sin previo aviso, La Fábrica cerró sus puertas. No hubo despedidas formales. Para muchos fue una sorpresa: salieron una noche creyendo que volverían el próximo sábado… pero ese sábado nunca llegó.
Décadas después, en agosto de 2021, cuando comenzaron los trabajos de demolición del edificio, Rafaela revivió con dolor los ecos de aquellos años dorados. Cientos se acercaron a tomar fotos, guardar ladrillos como souvenirs, y compartir recuerdos en redes sociales. En ese sentido, RADIO RAFAELA fue epicentro de esta marea nostálgica, al punto que lanzamos este nuevo proyecto documental transmedia para contar la historia de La Fábrica a través de quienes la vivieron.
Las entrevistas revelaron un patrón común: emoción, lágrimas, y una sensación de haber sido parte de algo irrepetible. Ex DJs, constructores, dueños, asistentes y personajes entrañables como “Charly”, el karakokero improvisado de todas las noches, ofrecieron sus relatos. Todos coinciden en que La Fábrica fue más que un boliche: fue una segunda casa, un símbolo que sobrevive en el corazón de los rafaelinos.

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