VIDEO | "La Fábrica" por dentro: un recorrido por el diseño y la experiencia del boliche más emblemático de Rafaela
¿Cómo era el boliche por dentro? ¿Una heladería en su interior? Los detalles que no te podés perder.
En el recuerdo de la juventud rafaelina de los años noventa, "La Fábrica Disco" no fue solo un punto de encuentro, sino un universo en sí misma. Ubicada en Avenida Santa Fe, entre Mosconi y Anduiza, esta icónica discoteca, que cobró vida entre 1990 y 1995, se erigió sobre los cimientos de la antigua fábrica de panificados "La Princesa SA", transformando su estructura industrial en un vibrante epicentro de la diversión.
Pero, ¿cómo era realmente "La Fábrica" por dentro? ¿Qué la hacía tan especial y qué elementos la convertían en el boliche más impactante del interior del país?

Una metamorfosis "Faraónica": del horno a la pista de baile
La historia interna de "La Fábrica Disco" comenzó con una ambiciosa remodelación que los propios protagonistas describen como "titánica".
Tras el cierre de "La Princesa SA" en 1989, el edificio fue intervenido por un equipo de más de 100 obreros, que en una inversión millonaria, lo convirtieron en un espacio diseñado para el entretenimiento masivo. Los techos altos y la robustez estructural de la vieja fábrica resultaron ideales para el nuevo propósito, ofreciendo una escala que pocos boliches de la época podían igualar.
Al ingresar a "La Fábrica", lo primero que se percibía era la magnitud del espacio. El boliche no se limitaba a una única área de baile; estaba inteligentemente diseñado con dos grandes pistas, cada una con su propio ambiente y propuesta musical.
Esto permitía a los amantes de la noche elegir el ritmo que más les atraía o simplemente cambiar de escenario durante la velada.

Barras, cafetería y heladería: una experiencia completa
Más allá de las pistas, "La Fábrica" se distinguía por sus múltiples barras distribuidas estratégicamente a lo largo del boliche.
Pero lo que realmente diferenciaba a "La Fábrica" de otros boliches era su concepto de experiencia completa. Contaba con una cafetería y una heladería dentro del mismo complejo. Y por si fuera poco, en el mismo espacio había un kiosco abierto toda la noche para comprar desde chicles hasta algo para comer.

Estos espacios ofrecían una pausa a la intensidad del baile, permitiendo disfrutar de un café, un postre o simplemente charlar en un ambiente más relajado, sin tener que abandonar el lugar.

En la noche inaugural, Roberto, quien fue arquitecto del boliche, relató que toda la obra fue “muy difícil” porque les tocó realizar una tarea que “le tiene que gustar a la mayor cantidad de gente posible”. En esa misma línea, remarcó que “la obra se convirtió en el deseo de cumplir un sueño común”.
“El desafío a cumplir era que la gente se identifique con el lugar”, relató Roberto y para los ojos de muchos rafaelinos, evidentemente cumplió…

Sonido, Iluminación y Tecnología de Vanguardia
La verdadera magia de "La Fábrica" residía en su nivel de excelencia en tecnología, iluminación y sonido. Los relatos que juntó Radio Rafaela de la época coinciden en que el boliche contaba con equipos de sonido de última generación, capaces de hacer vibrar cada rincón del boliche.
La acústica, un desafío en un edificio de esas características, fue cuidadosamente trabajada para asegurar una calidad de audio impecable.

Los sistemas de iluminación fueron otro pilar fundamental de la experiencia. Con una tecnología sin precedentes para la época en el interior del país, las luces transformaban el ambiente, creando atmósferas envolventes y espectáculos visuales que complementaban a la perfección la música. ¿Un detalle curioso? Todo el sistema lumínico fue desarrollado íntegramente por rafaelinos.
Aunque el edificio ya no se alza en la Avenida Santa Fe, la memoria de sus dos pistas, sus barras llenas de gente de Rafaela y la región, su cafetería y, sobre todo, la vanguardia de su sonido e iluminación, sigue viva en el corazón de quienes la vivieron.
"La Fábrica Disco" no solo fue un lugar para bailar; fue un espacio diseñado para una experiencia sensorial total que marcó para siempre a una generación.
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