Preocupación en las cooperativas del Complejo Ambiental de Rafaela por las dificultades económicas y la no separación de residuos
Los trabajadores del Complejo Ambiental de Rafaela alertan sobre la crisis en el sector. Marcaron la falta de apoyo municipal, la caída en los ingresos y los problemas con la separación de residuos. Incluso aseguran que por esto "una rata mordió a un trabajador".
Los trabajadores de las cooperativas que operan en el Complejo Ambiental de Rafaela expresaron su preocupación por la difícil situación que atraviesan. Radio Rafaela Digital dialogó con quienes están en el día a día del predio y relataron los principales problemas que enfrentan.
Uno de los puntos que más inquieta es la baja en el consumo, lo que reduce la cantidad de materiales recuperables y, en consecuencia, el dinero que se genera con su venta. Esto afecta directamente a más de 70 familias que dependen de esta actividad para su sustento.
A esto se suma la disminución del apoyo económico por parte del municipio. “Cada vez nos ayuda menos”, señalaron los trabajadores. Explicaron que antes, cuando una máquina se rompía, la Municipalidad de Rafaela cubría aproximadamente el 50% del costo de reparación. Actualmente, afirman que tienen varias máquinas clave fuera de servicio porque no cuentan con los fondos para arreglarlas.
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Otro golpe para las cooperativas fue la eliminación de una ayuda estatal que reducía el impacto del IVA en sus ingresos. “Todas nuestras transacciones son en blanco, por lo que debemos pagar el 21% de impuesto al Estado nacional. Antes teníamos un alivio, pero ahora debemos pagarlo en su totalidad, lo que disminuye aún más el dinero que recibimos”, comentaron.
Problemas con la separación de residuos
Otro de los grandes inconvenientes que enfrentan es la mala separación de los residuos en origen. Según explicaron, muchas veces las bolsas que llegan a las plantas de clasificación contienen materiales biodegradables mezclados con reciclables. “Las mujeres que trabajan en la clasificación tienen que meter la mano en una bolsa y separar una botella de plástico de un pañal usado”, lamentaron.
Los trabajadores señalaron que falta mayor control sobre las bolsas recolectadas. “La gente saca la basura en los días incorrectos y los recolectores la juntan igual, cuando no deberían hacerlo. Esas bolsas con residuos biodegradables no tendrían que llegar a la parte de clasificación”, afirmaron.
El problema no solo dificulta el trabajo, sino que también genera daños en la infraestructura. “Cuando lo reciclable está mezclado con lo biodegradable, la humedad rompe la cinta transportadora”, explicaron. Además, el mal olor, la proliferación de moscas e incluso la presencia de roedores se han convertido en una constante en el lugar. “Hace poco, una rata mordió a un trabajador mientras hacía la clasificación”, afirmaron.
Los trabajadores de las cooperativas insisten en la necesidad de mayor apoyo y mejores controles en la recolección para garantizar que el Complejo Ambiental siga funcionando de manera eficiente. Además, marcan que hay que reforzar la concientización de la población sobre la importancia de la separación de residuos en origen, lo que agrava su situación laboral. Muchos de ellos, antes de integrarse a las cooperativas, recolectaban materiales reciclables de manera informal en la basura, y hoy dependen de este sistema para subsistir. Por eso, piden mayor acompañamiento del Estado para sostener una actividad que no solo promueve el reciclaje, sino que también es el principal sustento de más de 70 familias, en su mayoría mujeres jefas de hogar.
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