¿Por qué se come locro el 1° de mayo, Día del Trabajador?
La tradición argentina que une historia, lucha obrera y comida típica en una jornada de reflexión y encuentro
Cada 1° de mayo, además de conmemorar el Día Internacional del Trabajador, los argentinos suelen compartir un plato emblemático: el locro. Esta costumbre, profundamente arraigada, no es casual. El locro, además de ser una comida típica de raíz prehispánica, se ha transformado en un símbolo de encuentro popular y de lucha colectiva, especialmente en fechas con fuerte contenido histórico.
De origen andino y presente en países como Perú, Bolivia, Ecuador, Chile y Argentina, el locro nació como una preparación sencilla, a base de maíz, zapallo y legumbres, y fue adaptándose a lo largo del tiempo a los ingredientes y costumbres de cada región. En Argentina, se enriqueció con cortes de carne vacuna, chorizo colorado, panceta y condimentos criollos, hasta convertirse en el guiso espeso, sabroso y calórico que conocemos hoy, ideal para combatir el frío otoñal.
Una tradición que se cocina a fuego lento y en comunidad
El vínculo entre el locro y el Día del Trabajador no es nuevo. Desde las primeras movilizaciones obreras en conmemoración del 1° de mayo, esta comida fue elegida por su bajo costo, alto rendimiento y la posibilidad de ser cocinada en grandes cantidades, lo que permitió a sindicatos y organizaciones sociales organizar las llamadas “ollas populares”. De ahí su significado colectivo: es un plato que no se sirve en porciones individuales, sino que nace del esfuerzo común y se reparte solidariamente.
Por eso, cada año, el locro reaparece como protagonista no solo el 1° de mayo, sino también en otras fechas patrias como el 25 de mayo o el 9 de julio, consolidándose como parte del patrimonio culinario y cultural argentino.
Receta para preparar locro en casa este 1° de mayo
Para quienes deseen sumarse a la tradición, acá va una receta sencilla y rendidora para preparar un locro clásico para ocho personas. Se necesita maíz blanco y porotos (remojados desde la noche anterior), carne vacuna, panceta, pechito y cuerito de cerdo, además de chorizo colorado y criollo (opcional), calabaza, cebollas, puerro y cebolla de verdeo. Todo se cocina a fuego lento, con agua suficiente para cubrir los ingredientes y se condimenta con sal, pimienta, orégano, pimentón y ají molido.
La cocción debe durar al menos tres horas, removiendo cada 20 minutos, hasta que el maíz y los porotos estén bien tiernos y la calabaza se deshaga para dar cuerpo al guiso. El resultado es un locro sabroso, reconfortante y cargado de historia.
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