Quedó preso el joven acusado de asesinar a un remisero de un tiro en la nuca: sigue la investigación
Adentro del auto volcado de la víctima, la policía halló la carabina usada para cometer el crimen.
El asesino viajaba en el asiento trasero del remís, en horas de la noche del lunes 9 de junio. El conductor era Raúl Eduardo Ruiz, un hombre que estaba a punto de cumplir 75 años y "changueaba" para sumar unos pesos a su jubilación. Recorrían un camino rural de arena y poco transitado en jurisdicción de Arocena (localidad del departamento santafesino San Jerónimo).
El pasajero le apuntó con un arma larga de fuego, una carabina calibre .22. Lo amenazó para obligarlo a detenerse. El chofer caminó unos pasos antes de recibir el disparo fatal en la nuca. Cayó desplomado en el lugar. Daños irreparables en sus vértebras cervicales sellaron su mala suerte. Murió prácticamente en el acto. Luego, el homicida lo arrastró hasta una zanja y lo tiró adentro de ella, en el agua.
Por el crimen fue detenido un joven de 20 años que se llama Roy Adrián Barco y se domicilia en Gálvez. Este hombre fue imputado por el hecho a principios de esta semana y luego la Justicia le impuso la prisión preventiva que había solicitado el fiscal de la causa, el doctor Marcelo Nessier.
La medida cautelar de máxima fue ordenada por el juez de primera instancia Gustavo Urdiales, en una audiencia que se desarrolló este miércoles en los tribunales de la ciudad de Santa Fe.
"En función del gran cúmulo de evidencia que recabamos hasta el momento, el abogado defensor no propuso medidas alternativas a la preventiva y el magistrado hizo lugar a nuestro requerimiento", opinó luego el funcionario que representó al Ministerio Público de la Acusación.
Serían contundentes las pruebas en contra de Barco, en cuyas manos se halló evidencia de que recientemente había disparado un arma de fuego (el dermotest dio positivo).
Sangre fría
Roy Adrián Barco vivía con su pareja en Gálvez, pero la noche del homicidio se encontraba en Arocena, en barrio Comi Pini, donde reside su suegro. Una discusión lo había alejado de su hogar.
Nessier sostiene que el primer delito cometido por el joven sucedió cerca de las 22, del mismo día del crimen. Desde una mesa de la galería de una casa vecina -donde un familiar suyo realiza trabajos- hurtó un carabina calibre .22 y municiones.
Luego, según la hipótesis de la fiscalía, el muchacho fue hasta la casa de su suegro y le pidió su teléfono celular para llamar un remís, porque quería volver a Gálvez.
Aproximadamente a las 22.30, Raúl Eduardo Ruiz estacionó su Chevrolet Cobalt blanco frente al domicilio desde donde lo convocaron y Barco lo abordó.
El chofer manejó por el llamado "Camino de Comi Pini" pero a los 1.800 metros se detuvo. Siempre según lo que sostienen los investigadores, Barco lo había amenazado con el arma de fuego, lo obligó a descender y finalmente lo ejecutó con un tiro a quemarropa. Luego, arrastró el cadáver hasta una cuneta llena de agua y lo tiró adentro para ocultarlo.
Entonces Barco le habría quitado el dinero en efectivo que llevaba la víctima y se subió a su auto. Manejó por cuatro kilómetros, pero finalmente perdió el control del rodado y terminó volcando. Minutos después, llamó a otro coche del alquiler que lo llevó hasta barrio La Unidad de Gálvez.
Huella
El remisero lo esperó, porque el muchacho entró a una vivienda y salió minutos después. Nuevamente lo llevó hasta barrio Comi Pini, pero en el trayecto hizo detener al conductor para buscar algo que se había olvidado en el Chevrolet que había volcado. "Esta gorra es mía", le explicó al volver a abordar el coche. Esa escena también fue presenciada por un camionero que se había detenido al ver el auto accidentado.
Cuando la policía llegó a la escena pensó que se trataba sólo de un accidente, pero todo cambió en horas de la mañana. Es que se organizó un operativo de rastrillaje para hallar al propietario del vehículo y poco después se halló el cuerpo sin vida de Ruíz.
Otro de los elementos que incriminan a Barco fue detectado por peritos de la Policía de Investigaciones junto al cadáver. Es que en el barro quedó marcada una huella de zapatilla que coincidiría con la suela del calzado que llevaba el joven al ser arrestado.
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