Un docente fue condenado a 12 años por abusar de niñas en jardín de Santa Fe
La Cámara Penal de Santa Fe revocó en mayo de 2025 una absolución previa y condenó a Juan Francisco Trigatti a 12 años de prisión por abusar sexualmente de cinco niñas de entre 3 y 6 años en el complejo educativo Ceferino Namuncurá, del barrio Yapeyú.
El jardín Ceferino Namuncurá, en el norte de la ciudad de Santa Fe, era hasta hace poco un espacio de juegos, canciones y primeras letras. Pero en 2021, ese lugar se convirtió en escenario de una denuncia que sacudió a toda la comunidad educativa: varias niñas de entre 3 y 6 años contaron que habían sido abusadas por uno de sus docentes, Juan Francisco Trigatti.
Las voces de las pequeñas llegaron a la justicia a través de declaraciones en cámara Gesell. Lo que narraron coincidía. No sólo en lo que contaban, sino también en cómo lo contaban. El relato, atravesado por gestos, emociones y palabras, fue respaldado por peritajes psicológicos y médicos que despejaron las dudas iniciales.
Un primer juicio que sembró dudas
En octubre de 2024, tras un juicio oral, Trigatti fue absuelto. El tribunal de primera instancia consideró que no había pruebas suficientes para condenarlo. El fallo generó fuerte malestar entre las familias, que no sólo veían cómo el acusado quedaba libre, sino también cómo se ponía en duda la palabra de las niñas.
Lejos de resignarse, la Fiscalía y la querella apelaron. Solicitaron que se revise la sentencia por considerar que se habían desestimado de forma arbitraria pruebas fundamentales del caso.
La justicia escuchó de nuevo
En mayo de 2025, la Cámara de Apelaciones de Santa Fe dio un giro decisivo. Tras analizar en profundidad los testimonios, los peritajes y el fallo anterior, los jueces determinaron que la absolución había sido errónea y condenaron a Trigatti a 12 años de prisión efectiva.
En su resolución, los camaristas afirmaron que los relatos de las niñas eran consistentes, espontáneos y que no podían ser explicados como producto de una "sugestión colectiva". También destacaron que el acusado se valió de su rol como docente y de la confianza que le confería el espacio escolar para cometer los abusos, lo que agravaba aún más su conducta.
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