Un niño fue brutalmente atacado por un adolescente: sufrió lesiones graves en el cuero cabelludo

Un hecho de violencia sacudió a la ciudad de Esperanza. Un niño de 6 años fue atacado por un joven de 17, quien presuntamente le arrancó mechones de pelo de forma violenta, provocándole lesiones graves en el cuero cabelludo. El episodio ocurrió en barrio Norte, en inmediaciones de las calles Moreno y Aristóbulo del Valle, y quedó asentado en la Comisaría Primera tras la denuncia de la madre del pequeño.

Según explicó la mujer en un extenso mensaje difundido por redes sociales, su hijo Yeimar tiene una discapacidad invisible y se encuentra bajo tratamiento médico. Asiste regularmente a sesiones con psicopedagoga, fonoaudióloga, psicóloga y terapista ocupacional. “Mientras otros niños disfrutan de juegos, él pasa sus días entre turnos médicos y terapias”, relató.

El ataque, contó la madre, fue perpetrado por un vecino de 17 años, quien habría reaccionado violentamente luego de que el niño presuntamente arrojara piedras a una moto que pasaba. “¿Con qué derecho le arrancas los pelos a mi hijo, con qué derecho tocás a un menor, quién pensás que sos?”, cuestionó, visiblemente indignada, en la publicación.

Lesiones permanentes y diagnóstico de alopecia

Como consecuencia del ataque, el niño sufrió un desprendimiento de cabello desde el folículo, lo que le generó una alopecia traumática. “Tenemos que esperar meses para ver si el pelo vuelve a crecer”, señaló la mujer.

Médicos constataron las heridas y ahora la familia deberá afrontar un seguimiento médico de largo plazo para evaluar la posibilidad de una recuperación capilar en las zonas afectadas.

Más allá del hecho puntual, la madre de Yeimar expresó su dolor por los prejuicios que aún existen en el entorno barrial hacia las infancias neurodivergentes. “A los vecinos que me dicen que encierre a mi hijo, les aclaro que no pedí que me lo cuiden, pero sí espero un poco de empatía”, sostuvo. 

El mensaje completo: 

Ojalá a ningún padre o madre le toque vivir lo que me pasó hoy a mí con mi hijo Yeimar… quienes lo conocen saben la intensidad que él maneja, lo inquieto que es, los años que como mamá dejé mi vida de lado para dedicarme exclusivamente a el, no me da vergüenza decir que mi hijo tiene una discapacidad invisible, diagnosticada, él está medicado, mientras otros niños disfrutan de juegos, paseos, amigos.

Él sale de la psicóloga, de la terapista ocupacional, de la fonoaudióloga, de la psicopedagoga, de los cinco días laborales de la semana pasa cuatro en terapias, muchas veces doble turno, y agradezco a cada una de esas terapeutas que están logrando grandes cosas con mi niño, y a los directivos y docentes de la escuela 316 como a las señoritas que lo formaron en sus primeros años en el Jardín 98 y en el jardín especial.

Pero lo que hoy le hicieron a él es violencia, hoy un vecino le arrancó sus pelos, esos que él tanto ama y cuida, y si fuera un nene normal tampoco se merecería esa violencia.

Solo una persona enferma puede castigar a una criatura de esa forma. Y no lo victimizo ni me victimizo.

Cuando pido una explicación me dice que tiró piedras a una moto que pasó. ¿Con qué derecho le arrancas los pelos a mi hijo, con qué derecho tocás a un menor, quién pensás que sos, que porque tenés 17 años y no podemos hacer nada vas a ir por la vida cag… la vida a los demás?

La lesión que le causaste a Yeimar en la cabeza está constatada por médicos, ahora tenemos que esperar meses para ver si su pelo va a crecer en alguna de esa zona porque parte fue arrancado desde el folículo, por lo que hoy fue diagnosticado con alopecia, creemos que eso será muy poco, ahora tenemos q esperar.

Y quiero que esto se viralice porque se piensan que toda la vida van a hacer lo que quieren.

Y a los vecinos que me aconsejan que encierre a mi hijo las 24 horas les voy a comunicar que nunca pedí que me lo cuiden y que van a tener que ver a mi hijo como cualquier niño de seis años corriendo y disfrutando, y si rompe algún vidrio, auto o moto como madre me voy a hacer responsable, por un poco de empatía.